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HOMENAJE A PANELA
¿Y de qué sirve soñar que el dolor tiene un final? ¿O de qué sirve pensar
que nada tiene un final? Si hoy encuentro mi triste corazón destrozado en pequeñas astillas de recuerdos felices. Y era tu mirada terca parte de mi alegría y era tu mirada firme símbolo de mi felicidad.
¿Cómo iba a pensar que hoy saldría de mi casa para no encontrarte nunca más? Demasiado rápido llegó la muerte: veloz, desesperada e impetuosa... sin preguntas, sin prerrogativas, sin respuestas.
Que Paca no quería estar sola, me dijo alguno; que Panela no quería estar sola, me dijo algún otro. Que el final de algo es el inicio de grandes tiempos, que la vida equilibra sus cargas para no perder su brutal equilibrio. ¿Que vendrá sin ti, amiga Panela? ¿Que será de mi vida sin ti y sin tu amiga Paca? ¿Un campo vacío estéril y pobre? ¿Un campo de flores donde estarás siempre recordando que te entregamos la vida para que pudieras gruñir y ladrar alegremente?
No somos suficiente, no somos ni la historia ni la razón... antes un puñado de retazos de recuerdo, ahora una larga tela de desolación.
Tal vez todas las palabras se me fueron con la cercana muerte, de pronto no logro retorcerlas y hacerlas trizas para recordar que la memoria nunca muere. ¡Oh, amiga rubia! ¡Oh, férula del deseo! ¡Oh, vieja historia tan
cercana!
Te recordaré por siempre, te recordaré con Paca, te recordaré para saber que tengo un corazón que late sin negar amor... No me queda más que domir como hoy duermo con Paca, con su recuerdo a mis pies, dormir con tu recuerdo también a mis pies... y esperar que también seas feliz por siempre en la eternidad.
Abril 21 de 2007 |
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