HOMENAJE A PAQUITA

Mientras hoy duermes plácidamente tú última noche, yo he de sentir el dolor de tu muerte, yo he de tomar los trozos de mi corazón y tener la suficiente piedad para entender que ya hiciste lo suficiente por mi vida. Pero nunca podré olvidar aquellos viejos tiempos, ¿cómo he de recordarte? ¿no sería mejor olvidar definitivamente? ¿guardar en un viejo baúl aquellos momentos para nunca más recordar que ya no estarás dormida a mis pies? ¿no sería mejor no saber que se existió para nunca comprender que la vida lleva consigo las irremediables ausencias?

Trataré de recordar que velaste mis largas noches de palabras profusas, trataré de entender que la memoria es un retrazo de buenos momentos. Eras el águila de mirada atenta, la mariposa de alas de colores, el rostro ingenuo y siempre dispuesto: la simple alegría. 

Te recordaré en la lluvia y en el sol, en la memoria y en el olvido. Si existiera un poco de esperanza, levantarme mañana y encontrarte danzante en el frío de la madrugada. Un simple ladrido que me recuerde que estoy despierto cuando quiero estar dormido.

No sería mejor para la memoria un buen cuento, un cuento atiborrado de campos floridos y de nubes de algodón blanco y puro, una memoria de la tarde en que me diste tu primer lamido... pero la historia es vieja y sólo encuentro estas gastadas palabras, se me refunde la vida y no me queda nada más que jurar ante tu mirada alicaída que nunca seré capaz de olvidar lo que se ha de llevar el tiempo que nunca entenderá que yo no sé olvidar.

Pero han de venir las buenas nuevas, esto no es una muerte gratuita, es un sacrificio de amor, es revivir la nueva esperanza de lo que ha de venir por siempre en la eternidad, sólo me queda agradecer, agradecer el único cariño sin ningún interés que he recibido.

Hasta siempre negra, hasta siempre aquí en mi corazón, en mi memoria y en las letras.

Abril 11 de 2007